El amor y el desamor: Un negocio muy rentable

Dra. Silvia Aguilar

Viajaba por la autopista del sol regresando de Acapulco hacia Cuernavaca después de un viaje de trabajo; el chofer que manejaba era de origen Israelí, contratado para entrenar al equipo de seguridad de mi cliente. Escuchábamos los “Romances” de Luis Miguel en formato de CD como se usaba en ese tiempo, yo cantaba: “-Pasarán más de mil años muchos más, yo no sé si tenga amor la eternidad…. En la boca llevarás sabor a mí…”

El chofer me pregunta en un muy masticado inglés: – “De qué se trata tu canción? – Qué cantan en México? –

Se trata de amor y desamor le dije, los mexicanos solemos cantar siempre de amor y desamor.

Al mirar su cara de sorpresa le pregunté: “De qué cantan en tu país?

El me contestó de guerra y muerte.

Guardé silencio y pensé en la dificultad de empatizar con esto, preferí seguir con mi rollo: “No pretendo, ser tu dueño, no soy nada yo no tengo vanidad…”

Lo cierto es que, con el paso del tiempo, las formas de manifestar el amor y desamor han sufrido transformaciones debido a los nuevos contextos, por ejemplo, las canciones antiguas ahora son criticadas por su contenido, imposible cantar La Martina sin ser acusado de abuso sexual o pederastia porque – “Quince años tenía Martina cuando su amor me entregó, a los 16 cumplidos una traición me jugo…”- 

“Ten miedo de mí” de Fernando Delgadillo, canción compuesta a finales de los años 80 y con la cual tal vez muchas mujeres fueron conquistadas sintiéndose orgullosas de escuchar cantar las palabras de un trovador violento y posible violador: – “Y estos puños que tiemblan de rabia cuando estás contenta, que tiemblan de muerte si alguien se te acercara…  –“Porque no vaya a ser que cansado de verte me meta en tus brazos para poseerte y te arranque las ropas…”

¿Qué necesitaríamos las mujeres hoy día para sentirnos conquistadas con estas palabras, cuando hoy las mujeres no lloran, solo facturan? Habrá desde luego diferencia en las formas de percibir el rol de las mujeres en las relaciones de amor y desamor; opiniones a favor o en contra ya sea en relación con el género musical que escuches, a la situación sentimental que estés pasando escucharlas o a la salud mental y emocional que te acompañe en ese momento.

No hay canción que describa una relación perfecta, no hay día de san Valentín que redondee la felicidad o la infelicidad de una relación; pero no por esto dejamos de creer que entre más consumas, más posibilidades tienes de encontrar esa felicidad que tanto anhelas. Desde cirugías cosméticas para mantener la juventud y la belleza que conquista al otro, o la ropa de marca para buscar ser aceptado o aceptada; grandes o pequeñas cuentas en restaurantes que nos confunden ente el concepto de estar acompañados a crear conexiones emocionales significativas y aún así no podemos negar que hay una gran industria que se beneficia financieramente con nuestros sentimientos, reales o fabricados.

Sin importar lo que consumas; las verdaderas conexiones emocionales dentro de una relación no tienen un consto monetario, pero si un costo emocional. Escoger día a día conectarme con mi pareja; implica ejercitar primero la compasión, la comunicación, la negociación mientras que cultivo primero mi amor propio para poder compartirme en bienestar. Siempre es más fácil llenar vacíos personales con cosas materiales y financieras cuando no contamos con los recursos emocionales. Te invito a que sigas escuchando las canciones que te muevan y que te permitan descubrirte o identificarte con el proceso emocional de amor y desamor porque esto forma parte de aprender a amarte a ti misma primero, en lugar de amar la idea de otras personas amándote.

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