Controlar o No Controlar… ¿Esa es la Cuestión?

Dra. Andrea Quijas Aguilar

Comúnmente llegan algunos pacientes conmigo diciendo “No se como es que perdí el control de la situación” “¿Qué puedo hacer para recuperar el control de mi vida?” “Nunca había perdido tanto el control” Muchas veces, la aparente falta de control es lo que detona sentimientos de desesperanza, crisis, ansiedad o depresión. ¿Te fijaste como dije la aparente falta de control? Normalmente tenemos el control, pero decidimos cederlo a alguien o algo más allá de nosotros y asumir esta situación puede llevarnos a experimentar un poco de Disonancia Cognitiva.

Muchas veces asumir que tenemos una Personalidad Controladora no es agradable, esto es debido a que pensamos que son maquiavélicos y que utilizan a las personas para sus objetivos individuales y egoístas; pero en realidad todos tenemos la necesidad de estar en control. Regresando al título de este artículo, la cuestión no es controlar o dejar de controlar; sino, saber qué, cómo, cuándo, y cuánto debemos de controlar. A continuación, unos ejemplitos:

A) Queremos controlar algo que no esta en nuestra esfera de competencia: Malditos impuestos! Me queda cada vez menos dinero y mi calle sigue con baches, todo lo roban! Ok ¿Tu eres el encargado de la administración tributaria? ¿Eres encargado de legislar o vigilar que los recursos del estado se designen a obras publicas? NO! Por lo tanto no tienes control sobre esta situación ¿Qué si puedes controlar? Como administras tus finanzas, juntar a tu colonia para resolver la situación, simplemente ir a poner grava para que pases feliz por ahí… etc

B) Queremos controlar porque tenemos el valor-obligación, cívico-moral: Nadie en el trabajo hace lo que tiene que hacer, me la paso repelando con todos. No es posible que Juanchito viva papaloteando, si no fuera por mí nunca nada saldría bien. Aquí tu estas infiriendo que tu tienes el canon de perfección requerido para hacer tu trabajo, es probable que hasta tus jefes te feliciten, pero… en realidad solo tienes tu que hacer tu trabajo lo demás lo regalas. La empresa existió antes de ti y seguirá después de ti. Muchas veces este tipo de control viene de una gran necesidad de sentirte importante y valorado, y solamente tu puedes atribuirte esos adjetivos, el control lo tienes tu.

C) Queremos controlar porque tenemos miedo-vulnerabilidad: Odio enfermarme, me siento inútil y es bastante molesto. Todos se me quedan viendo con sus carotas, ¿a que me vienen a visitar? Además, ese caldo de pollo no lleva pimienta ¡A quién se le ocurre! Que fuerte que nuestra necesidad de control nos impida ser chiqueados o cuidados en momentos de enfermedad. Muchas personas piensan que la enfermedad es vulnerabilidad o debilidad, y la mejor forma de demostrar que todo lo puedo es a través del control de los demás. Podría enfocar toda mi energía en recuperarme, en acercarme con aquellas personas que me cuidan y me quieren para aliviarme pronto o aprender de la misma enfermedad, en eso si que tienes el control.

Como estos hay muchos mas ejemplos de cómo buscamos el control, pero ¿Cuándo el control es bueno para mi bienestar? Cuando el control personal es subordinado al beneficio de todos. Si tu hij@ tiene un cochinero de casa y lo educas obligándolo a ordenar y limpiar porque esto impacta en el bienestar familiar (Por cierto… debería de haber un consenso en lo que se considera orden y limpieza para que todos estén cómodos. En muchos casos, al resto de la familia le importan 2 pepinos y la única que esta como loca es la mamá) Entonces estas enseñándole autoregulación y empatía al pensar en que todos viven juntos y para propiciar la armonía conviene que todo este en orden y limpio. Si tiene que obedecerte porque debe de acatar las ordenes porque es tu casa y son tus reglas pues regresamos al control desmedido sin propósito, sin autogestión. Las personas, familias, organizaciones e instituciones necesitan mecanismos de control que permitan las interacciones armoniosas, cuando el control es excesivo es burocrático, bloquea y genera cuellos de botella en los demás y en ti mismo.

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